domingo, 7 de marzo de 2010

Ser Aquaman o morir en el intento




Cómo ser Aquaman -con el perdón de la DC Comics por el solo hecho de nombrarlo- cuando anduve todo este tiempo queriendo ser Batman o cuando simple y llanamente prefiero disfrazarme de Spiderman -ahora con el perdón de la Marvel-, cómo no querer tener sus poderes telepáticos que, aunque los comics digan que sólo servían para comunicarse con toda forma marina de vida, bien me caerían para poder entender a las mujeres, a ellas y los minúsculos caprichos que su grandiosa imaginación puede albergar. Y uno de repente podría decir que son absolutamente entendibles pero eso quizá sería lo más machista, y digo esto porque tal vez sería lo primero en decir aquel que no tenga el más mínimo respeto aludiendo que las cosas que se les ocurren son tan naturales que no cabría el no entenderlas, o mejor dicho, ignorarlas y que el tiempo con todo el tiempo que este debe tener por el mismo hecho de llamarse así las entienda, pero no, yo no las entiendo, y tampoco quiero ignorarlas, y no sé tampoco cuántos más me acompañen en este martirio, ruego que sean muchos o al menos uno más para poder discutir sobre el tema, y tampoco es que sea el ser más insensible sobre la tierra aunque tenga que reconocer que algunas veces -y no pocas- he pecado de ello.


Que si tengo que aprenderme su número celular y que si lo olvido se convierte en causal de riña, no sé siquiera el de mi mamá, creo con las justas recordar el mío y recuerdo incluso alguna vez haber dado como propio el de una ex por el mismo tema de que uno tiene que memorizárselos como si para eso no existiera el sistema de marcación rápida y uno tenga tan solo que recordar un número en particular del 1 al 9 en vez del completo. Me pregunto si acaso no existen detalles más importantes para recordar sin desmerecer claro está su carácter especial. Que si tengo que ser más o menos detallista, como si no supiera que soy el ser el más parco del planeta y ella ni siquiera puede darse cuenta de cuánto la quiero, todo por el maldito detalle de no poder usar el bendito power point para hacer un collage con lo mejor de nuestras fotos que pueda gritarle -hasta dejarla sorda- no tan solo que la quiero sino que además la adoro.


Una vez una amiga me dijo que esos caprichos minúsculos, lo cual no quiere decir que carezcan de importancia, son particularidades que las mujeres adoran quiéranlo o no y que aquel que guste compartir momentos con ella debe saber valorar. Le dije que era muy directo, muy franco, muy sincero, aquel que quizá con la sinceridad mata, me contestó que si bien prefiere la sinceridad, con lo coquetas que suelen ser, prefieren de vez en cuando una verdad algo maquillada, quién diría. Yo por el momento me seguiré disfrazando de Spiderman pero con la personalidad de Batman.


Enero 4, 2009


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